Querida Johanna y quién sea que
lea esto también:
El año 2016 se está desvaneciendo
rápidamente y hay una hermosa sensación reconfortante frente a un año bien
vivido.
Escribo esta carta en “noche
buena” porque honestamente soy una persona más de fin de año que de navidad.
Después de todo, es más fácil alentar a otros con nuevos propósitos por el
nuevo año que aspirar que el nacimiento del niño Jesús en sus corazones haga
algo por ellos. No pierdo la esperanza con ambas situaciones, sin embargo.
Algo curioso que he notado en las
últimas horas es que el 2016 no me ha traído nuevos amigos, sí, he conocido a
un montón de personas, pero mis mejores amigos y todos mis amigos queridos
siguen siendo las mismas personas. No que me queje de ello, por supuesto.
Mi cerebro se entrecruza con todo
acerca de lo que quiere decir, pensamientos que no quiere olvidar, que no
permite solo morir. Así que si ofendo a alguien ni siquiera voy a disculparme,
como dije hace 365 días atrás, esta es mi vida y la manera en la que pienso,
siento y amo es totalmente mía; si alguien no está de acuerdo con eso, es libre
de mirar a otro lado.
Ponerme como mi prioridad ha sido
mi cosa favorita de este año, ¿saben? A uno le resultaría un tanto extraño que
recién a esta altura de la vida una mañana me levante y diga: “Diablos, me
pertenezco y soy importante, ¿por qué escatimar amor en mí si soy la única que
voy a acompañarme hasta el final?” Así que he aprendido a escuchar más a mis
deseos verdaderos y no solo a lo que haría mejor al mayor grupo de personas.
Vamos, aliento a quién sea a levantarse con el mismo propósito y amarse un
poco, que al final la gente a nuestro alrededor no se muere sin esa miradita
extra.
Lentamente, a veces con gran
esfuerzo, me he alejado de situaciones, personas y pensamientos que no me
hacían sentir bien. Antes creía que debía levantarme cada mañana y hacer la
misma rutina que se supone tenía que hacer independientemente si me sentía bien
o no para ello, recibir toda la carga emocional extra que siempre supe que no
podía soportar aceptándola como una explicación al amor que sentía de cada
servidor que me la entregó. “No puedes anteponer la vida de los demás por
encima de la tuya y creer que eso cuenta como amor”, la frase no se equivoca.
Ya no comparto de conversaciones o eventos en los que no quiero participar. Si
me levanto con esa terrible sensación de vivir en un mundo lo suficientemente
incómodo como para permitirme dormir correctamente, entonces me animo a mí
misma a seguir con el resto del día o me quedo en cama, dependiendo mi humor.
Me he convertido sin duda en una persona más perezosa, pero también en una más
feliz. Si alguien quiere llamarle egoísmo a todo esto, bien podría, pero yo
creo que se trata de amor propio.
Algo de lo que siempre me he
enorgullecido es que cada año se siente muchísimo mejor que el anterior, no sé
si es porque se siente que envejezco diez años a la vez o simplemente aprendo
lo que es mejor para mí y lo que no.
Yo no me engaño, incluso cuando
me repito alguna mentira a mí misma siempre hay una voz en mi interior que sabe
que no estoy repitiendo mi realidad en voz alta para no hacerme daño. Al final,
la verdad es algo que nunca me he negado.
A mis amigos que leen esto y
honestamente no estoy señalando a ninguno en especial, les pido que en el 2017
añadan el propósito de no engañarse. Es duro aquel momento en que sé que solo
debo quedarme observando cómo se hacen daño y no poder hacer nada más al
respecto. Si bien antes creía que habría una opción por tomar, aunque no me he
rendido he aprendido a decidir cuándo es suficiente. No se engañen a ustedes
mismos por amor- no al cielo o al infierno-, sino por ustedes mismos. No hagan
más cosas que no les gusten para complacer a personas a las que no les importa.
No mendiguen amor porque ustedes no merecen migajas de nada. No trabajen por
otros ni sueñen desesperadamente hacer realidad los deseos de otros. Esta es su
vida y lo único verdadero es que no saldrán vivos de ella. ¿Realmente quieren
dedicar su bien más preciado satisfaciendo a los demás más que a ustedes
mismos?
Lo sé, a veces es difícil, yo lo
entiendo. Todos tenemos personas realmente especiales a quiénes quisiéramos
bajarles el cielo para hacerlos felices, pero basta de deseos irracionales,
¿saben que en realidad no les pueden bajar un pedazo de cielo, verdad? Sean
honestos con ustedes y con los demás y aprendan a decirles que “no” ante
cualquier acción que atente contra su felicidad y su vida. No se fuercen a
ustedes mismos a llevar una máscara porque el peso de la misma los consumirá y
se llevará más rápido de lo que me gustaría admitir la llama de vitalidad de
sus ojos.
No soy perfecta, nunca voy a
hacerlo y no quiero serlo tampoco. Me he observado tantos años y he aprendido
tanto de mi propia naturaleza humana que espero que algo de lo que me ha
servido pueda servirles a ustedes.
No quieren levantarse una mañana
y no encontrarse en su propio reflejo en el espejo. Los propósitos de año nuevo
deberían tratarse más acerca de aventurarse a hacer cosas que aman y que los
harán conocerse más a ustedes mismos que adquirir objetos que solo los llenarán
por minutos. Yo no puedo decirle a nadie qué lo hará feliz, pero ustedes lo
saben. Lo he visto tantas veces en sus ojos, sí, eso que llena de pasión su
mirada y su hablar, ustedes saben en qué sueñan y con cuánto deseo lo hacen. Tomen
esa clase de pintura o únanse a ese curso de baile, dejen todas esas excusas
que le esté impidiendo realizar las cosas que en el fondo deseen, ¿qué si eso
no tiene relación con su carrera, situación familiar o sentimental? ¿Y? Van a
morir, ¿realmente no se permitirán llenar de emoción su vida? Permítanse que el
2017 sea un año en que incluso si no cumplen uno de sus sueños, estén más cerca
de hacerlo.
Nunca me he considerado una persona
positiva, de hecho, soy una persona bastante realista. Como escribí antes, es
muy difícil que yo me mienta y supongo que con ustedes no hay mayor diferencia.
Ustedes son conscientes de cada pequeña cosa que los vuelve miserable, que no
los deja avanzar o peor aún, que los ha detenido y si bien-por diferentes
razones- hay cosas que no se pueden dejar, estoy segura que hay carga
innecesaria que pueden desechar para hacer su vida más ligera.
No puedo ser la única en el mundo
que se siente de esta manera. Si algo no les gusta, cámbienlo. Si no aman algo,
no se fuercen a amarlo. Si no quieren estar en un lugar, aléjense lo más rápido
que puedan de ahí. Y si no se sienten bien, díganlo. La gente no es feliz cada
minuto de cada día de su vida. He visto personas maravillosas y que uno
pensaría que son realmente felices, ser totalmente miserables. Está bien tener
un mal día, está bien estar triste, está bien ser humano. Y si cualquier
emoción que consideren negativa les está haciendo daño, está bien pedir ayuda.
He cambiado sin duda. Todavía
sigo siendo la mujer amorosa que no deja de repetirle a los que ama cuánto los
ama, pero yo también me amo y soy la primera en decírmelo.
Feliz navidad a todos, no olviden
recordar a los que aman cuánto los aman.
Los amo, sí, ustedes saben
quiénes son.
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