¿Por qué escribo? Escribo para ser feliz me paguen o no por ello. Es una enfermedad haber nacido así. Me gusta hacerlo. Lo cual es aún peor. Convierte la enfermedad en un vicio. Además, quiero hacerlo mejor de lo que nadie lo haya hecho jamás. (Ernest Hemingway)

No escribo porque me sobra el tiempo, lo hago porque me hace realmente feliz. El verme esenciada en mis personajes, más humana, más cruel...realmente no tiene precio.





sábado, 24 de diciembre de 2016

2016

Querida Johanna y quién sea que lea esto también:

El año 2016 se está desvaneciendo rápidamente y hay una hermosa sensación reconfortante frente a un año bien vivido.

Escribo esta carta en “noche buena” porque honestamente soy una persona más de fin de año que de navidad. Después de todo, es más fácil alentar a otros con nuevos propósitos por el nuevo año que aspirar que el nacimiento del niño Jesús en sus corazones haga algo por ellos. No pierdo la esperanza con ambas situaciones, sin embargo.

Algo curioso que he notado en las últimas horas es que el 2016 no me ha traído nuevos amigos, sí, he conocido a un montón de personas, pero mis mejores amigos y todos mis amigos queridos siguen siendo las mismas personas. No que me queje de ello, por supuesto.

Mi cerebro se entrecruza con todo acerca de lo que quiere decir, pensamientos que no quiere olvidar, que no permite solo morir. Así que si ofendo a alguien ni siquiera voy a disculparme, como dije hace 365 días atrás, esta es mi vida y la manera en la que pienso, siento y amo es totalmente mía; si alguien no está de acuerdo con eso, es libre de mirar a otro lado.

Ponerme como mi prioridad ha sido mi cosa favorita de este año, ¿saben? A uno le resultaría un tanto extraño que recién a esta altura de la vida una mañana me levante y diga: “Diablos, me pertenezco y soy importante, ¿por qué escatimar amor en mí si soy la única que voy a acompañarme hasta el final?” Así que he aprendido a escuchar más a mis deseos verdaderos y no solo a lo que haría mejor al mayor grupo de personas. Vamos, aliento a quién sea a levantarse con el mismo propósito y amarse un poco, que al final la gente a nuestro alrededor no se muere sin esa miradita extra.

Lentamente, a veces con gran esfuerzo, me he alejado de situaciones, personas y pensamientos que no me hacían sentir bien. Antes creía que debía levantarme cada mañana y hacer la misma rutina que se supone tenía que hacer independientemente si me sentía bien o no para ello, recibir toda la carga emocional extra que siempre supe que no podía soportar aceptándola como una explicación al amor que sentía de cada servidor que me la entregó. “No puedes anteponer la vida de los demás por encima de la tuya y creer que eso cuenta como amor”, la frase no se equivoca. Ya no comparto de conversaciones o eventos en los que no quiero participar. Si me levanto con esa terrible sensación de vivir en un mundo lo suficientemente incómodo como para permitirme dormir correctamente, entonces me animo a mí misma a seguir con el resto del día o me quedo en cama, dependiendo mi humor. Me he convertido sin duda en una persona más perezosa, pero también en una más feliz. Si alguien quiere llamarle egoísmo a todo esto, bien podría, pero yo creo que se trata de amor propio.

Algo de lo que siempre me he enorgullecido es que cada año se siente muchísimo mejor que el anterior, no sé si es porque se siente que envejezco diez años a la vez o simplemente aprendo lo que es mejor para mí y lo que no.

Yo no me engaño, incluso cuando me repito alguna mentira a mí misma siempre hay una voz en mi interior que sabe que no estoy repitiendo mi realidad en voz alta para no hacerme daño. Al final, la verdad es algo que nunca me he negado.

A mis amigos que leen esto y honestamente no estoy señalando a ninguno en especial, les pido que en el 2017 añadan el propósito de no engañarse. Es duro aquel momento en que sé que solo debo quedarme observando cómo se hacen daño y no poder hacer nada más al respecto. Si bien antes creía que habría una opción por tomar, aunque no me he rendido he aprendido a decidir cuándo es suficiente. No se engañen a ustedes mismos por amor- no al cielo o al infierno-, sino por ustedes mismos. No hagan más cosas que no les gusten para complacer a personas a las que no les importa. No mendiguen amor porque ustedes no merecen migajas de nada. No trabajen por otros ni sueñen desesperadamente hacer realidad los deseos de otros. Esta es su vida y lo único verdadero es que no saldrán vivos de ella. ¿Realmente quieren dedicar su bien más preciado satisfaciendo a los demás más que a ustedes mismos?

Lo sé, a veces es difícil, yo lo entiendo. Todos tenemos personas realmente especiales a quiénes quisiéramos bajarles el cielo para hacerlos felices, pero basta de deseos irracionales, ¿saben que en realidad no les pueden bajar un pedazo de cielo, verdad? Sean honestos con ustedes y con los demás y aprendan a decirles que “no” ante cualquier acción que atente contra su felicidad y su vida. No se fuercen a ustedes mismos a llevar una máscara porque el peso de la misma los consumirá y se llevará más rápido de lo que me gustaría admitir la llama de vitalidad de sus ojos.

No soy perfecta, nunca voy a hacerlo y no quiero serlo tampoco. Me he observado tantos años y he aprendido tanto de mi propia naturaleza humana que espero que algo de lo que me ha servido pueda servirles a ustedes.

No quieren levantarse una mañana y no encontrarse en su propio reflejo en el espejo. Los propósitos de año nuevo deberían tratarse más acerca de aventurarse a hacer cosas que aman y que los harán conocerse más a ustedes mismos que adquirir objetos que solo los llenarán por minutos. Yo no puedo decirle a nadie qué lo hará feliz, pero ustedes lo saben. Lo he visto tantas veces en sus ojos, sí, eso que llena de pasión su mirada y su hablar, ustedes saben en qué sueñan y con cuánto deseo lo hacen. Tomen esa clase de pintura o únanse a ese curso de baile, dejen todas esas excusas que le esté impidiendo realizar las cosas que en el fondo deseen, ¿qué si eso no tiene relación con su carrera, situación familiar o sentimental? ¿Y? Van a morir, ¿realmente no se permitirán llenar de emoción su vida? Permítanse que el 2017 sea un año en que incluso si no cumplen uno de sus sueños, estén más cerca de hacerlo.

Nunca me he considerado una persona positiva, de hecho, soy una persona bastante realista. Como escribí antes, es muy difícil que yo me mienta y supongo que con ustedes no hay mayor diferencia. Ustedes son conscientes de cada pequeña cosa que los vuelve miserable, que no los deja avanzar o peor aún, que los ha detenido y si bien-por diferentes razones- hay cosas que no se pueden dejar, estoy segura que hay carga innecesaria que pueden desechar para hacer su vida más ligera.

No puedo ser la única en el mundo que se siente de esta manera. Si algo no les gusta, cámbienlo. Si no aman algo, no se fuercen a amarlo. Si no quieren estar en un lugar, aléjense lo más rápido que puedan de ahí. Y si no se sienten bien, díganlo. La gente no es feliz cada minuto de cada día de su vida. He visto personas maravillosas y que uno pensaría que son realmente felices, ser totalmente miserables. Está bien tener un mal día, está bien estar triste, está bien ser humano. Y si cualquier emoción que consideren negativa les está haciendo daño, está bien pedir ayuda.

He cambiado sin duda. Todavía sigo siendo la mujer amorosa que no deja de repetirle a los que ama cuánto los ama, pero yo también me amo y soy la primera en decírmelo.

Feliz navidad a todos, no olviden recordar a los que aman cuánto los aman.


Los amo, sí, ustedes saben quiénes son. 

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