¿Por qué escribo? Escribo para ser feliz me paguen o no por ello. Es una enfermedad haber nacido así. Me gusta hacerlo. Lo cual es aún peor. Convierte la enfermedad en un vicio. Además, quiero hacerlo mejor de lo que nadie lo haya hecho jamás. (Ernest Hemingway)

No escribo porque me sobra el tiempo, lo hago porque me hace realmente feliz. El verme esenciada en mis personajes, más humana, más cruel...realmente no tiene precio.





domingo, 8 de mayo de 2022

Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que me atreví a escribir. Y me refiero de verdad, no los típicos mensajes emotivos para hacer a los demás felices, yo hablo de esas cartas a las tres de la mañana con lágrimas en los ojos cuando el pasado corre por la mente como la brisa en los prados, pero este no te hace cosquillas en las mejillas, sino que te atraviesa el pecho.  

Han pasado tantos años. A veces siento que estoy perdiendo los detalles de tu rostro, el sonido de tu voz, tu olor. A veces, de camino al trabajo en una fría mañana, entras a mis pensamientos de imprevisto y te quedas ahí. Y me pregunto cómo estás y me pregunto si los años han sido amables contigo y rezo a un Dios en el que no creo para que sea cierto. Me gusta imaginarte en un café con un cigarrillo en la mano que todavía no puedes fumar, pero que al salir encenderás, me gusta imaginar que ríes al escuchar mi voz idiota y que también te alegras por mí.  

A veces desearía por solo un instante teletransportarme y evadir la distancia solo por un abrazo, entonces respiraría profundamente, probablemente perdería alguna entrometida lágrima y agradecería de saber que estás bien, que existes.  

Si alguna vez por azares del destino te encuentras con mis letras, me gustaría que sepas que te quiero, que siempre lo hice. Que era joven y vieja, madura e inmadura al mismo tiempo, que estaba perdida en mis pensamientos y me encontré, no por ti sino contigo. Que el que me escucharas pacientemente hizo mis noches y mis días, que eres el mejor recuerdo de la peor época de mi vida; que fuiste un rayo de luz cuando me sentía en tinieblas.  

Creo que nunca fui tan feliz como lo soy ahora, creo que he hecho realidad casi todos mis sueños. Cuando camino por la calle, tranquila, sin miedos, me siento orgullosa de todo lo que he alcanzado. Creo que todo ha valido la pena, pero también creo que me maldije a mí misma, creo que con 70 años te seguiré pensando, te seguiré llevando conmigo a todos lados. Y en la cúspide de la felicidad, todavía te estaré echando de menos.