¿Por qué escribo? Escribo para ser feliz me paguen o no por ello. Es una enfermedad haber nacido así. Me gusta hacerlo. Lo cual es aún peor. Convierte la enfermedad en un vicio. Además, quiero hacerlo mejor de lo que nadie lo haya hecho jamás. (Ernest Hemingway)

No escribo porque me sobra el tiempo, lo hago porque me hace realmente feliz. El verme esenciada en mis personajes, más humana, más cruel...realmente no tiene precio.





jueves, 1 de agosto de 2013

Romperse el corazón de mutuo acuerdo



"Romperse el corazón de mutuo acuerdo"


(Por Mayra Zepeda)


"I can drive on that road forever.
Se conocieron muy tarde. O muy temprano, depende de cómo se vea el asunto.
Ella, con esas auroras boreales como ojos. Él, con todo ese romanticismo desbordado. Ella necesitaba, añoraba ese romance; él quería perderse en esas luces del norte.
El tiempo les jugó chueco, la vida les gastó un mal chiste, de esos que cuando terminan nadie ríe. Se enamoraron como sólo los soulmates lo pueden hacer. Se conocieron por entero: virtudes, defectos, malas mañas, problemas, tragedias, sueños secretos, vanidades…
¿Que cómo supo que algo estaba sucediendo? Una noche, después de una fiesta, los dos sentados en un taxi, con Linger de los Cranberries de fondo.  Él la abrazó y ella amenazó con quedarse dormida en sus brazos. A él no le importó. Ella no pudo dormir ni un minuto porque sólo pensaba en lo que estaba sintiendo ahí, refugiada en los brazos de ese hombre que jamás podría complacerla. Él la acariciaba con ternura, con ese tipo de caricias que sólo los hombres enamorados saben dar. Ella se dio cuenta.
¿Qué cómo supo él que estaba enamorado? No lo sé, eso tendrían que preguntárselo algún día.
Se rompieron el corazón de mutuo acuerdo. No pueden estar juntos. No quieren estar juntos, porque si en verdad lo quisieran lo intentarían todo, pero no. Ambos son sensatos, realistas y demasiado románticos como para arriesgarse a perder todo “sólo” por intentarlo.
Que esta historia sólo exista en un mundo paralelo. Ahí podrán estar juntos, tomarse de la mano, caminar bajo un paraguas en una noche lluviosísima. Ahí él podrá darle tiernos besos, consentirla, contarle historias; ella podrá intentar cocinarle un platillo y llevarlo a bailar salsa. Ahí podrán ponerse ebrios hasta el amanecer y despertar juntos hechos mierda por la resaca. Él podrá preparar el desayuno, ella…
Lo malo de los mundos paralelos es que aunque se tenga conciencia de que pueden existir, en realidad no se pueden sentir, y cuando las cosas no se sienten –en este caso el amor-, no se tiene un carajo.
Estas fueron sus últimas palabras, porque no se hablará más del tema.
“Prometo que es lo último que te diré: Ayer, en ese momento y ese lugar, te amé con todo mi corazón, y aunque no pueda estar contigo, eres el amor de mi vida. Gracias por enfriar las cosas”.
“En estas cosas es todo o nada. Las medias tintas no valen. Eres mi príncipe azul, aunque no podamos estar juntos. Gracias por dejar que se enfríen y por tener la disposición de dejarlo ir”.
Siempre habrá cosas para las que nunca será el momento."

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